En el siglo XI, un grupo de monjes franceses de Cluny en Borgoña llegaron a Galicia por el camino de Santiago. Llevan consigo varias ramas de vid. Cuando los monjes llegaron a las Rías Baixas decidieron quedarse en un hermoso valle junto al mar y construir un monasterio: Armenteira. Los monjes plantan sus vides y pronto se dan cuenta de lo bien que se adaptan a esta nueva tierra. Uno de los monjes es nombrado enólogo oficial del monasterio.
Se le llamará "cilleiro", o maestro de la bodega.
En la oscuridad del sótano, guarda el tesoro de Armenteira: vino blanco, creado para tocar el cielo. 1000 años después, seguimos elaborando vino en esta zona. Y nuestra inspiración sigue siendo el cuidado y la pasión del antiguo cilleiro.