A todo lo aprendido del tiempo y de las uvas le debemos el sello Paco Mulero. El temperamento de nuestros vinos se ha ido labrando durante los años dedicados a recorrer las viñas y la dedicación constante de bodega, en los desvelos de las vendimias y en asimilar la identidad de cada finca para escribir el último renglón en la historia de cada vino.